Seis meses para ir dando forma a un viaje que rondaba nuestras cabezas, pero por el que no nos acabábamos de decidir, Turquía. Cogimos el vuelo en Bilbao y aterrizamos en
Estambul, se trata de la ciudad más grande de Turquía y tercera más poblada de Europa con más de 11 millones de habitantes. Todo lo que se respira allí es historia, se trata de la antigua Bizancio, también llamada Constantinopla en la época del Imperio Romano, para finalmente tomar el nombre de Estambul al caer en manos del Imperio Otomano.
Se trata de una ciudad que te conquista por su multiculturalidad, historia, ambiente y tranquilidad, a pesar del bullicio y aparente caos que muestran sus calles. Su centro histórico (Sultanahmet) está presidido por Santa Sofía y la Mezquita Azul, realmente imponentes. También conocimos por esta zona el Hipódromo, el Palacio de Topkapi y las cisternas de Yerebatan como lugares más destacados. Coincidimos en la época del Ramadán, lo que hacía de esta zona un lugar aún más especial, ya que el ambiente musulmán una vez se pone el sol, resulta mágico, con familias enteras sentadas en el césped para compartir el Iftar (su primera comida del día).
Sin salirnos de la zona antigua, nos encontramos con el barrio del bazar, callejeando pudimos conocer el Gran Bazar, el Bazar de las Especias y cómo no, alguna otra mezquita como la Mahmut Pasa o Nuruosmaniye.
Por último, bajando por esta zona, llegamos hasta el puerto de Eminönü, donde la Mezquita Nueva resulta un oasis entre el bullicio de vendedores, barcos, tráfico, pescadores y personas yendo de un lado a otro.
Pasando el puente de Gálata, entre los pescadores del Cuerno de Oro, llegamos al barrio de Galatasaray, en donde se encuentra la torre de Gálata, antiguo faro, que delimitaba la ciudad. Gran ambiente en esta zona, con gente por sus calles tomando algo.
Subiendo por empinadas cuestas, llegamos al comienzo de la calle Istiklal, en donde empieza la zona nueva. A partir de aquí parece que se entra en otra ciudad, la zona moderna similar a cualquier otra gran ciudad europea, repleta de tiendas de marca, restaurantes, pubs... y además casi desaparecen los velos de las cabezas de las mujeres. Recorriendo esta larga avenida peatonal se llega hasta la plaza de Taksim, centro de la zona moderna de Estambul.
Otra de las cosas que hicimos fue cruzar a la parte asiática de la ciudad, concretamente al barrio de Uskudar, para desde allí disfrutar del atardecer sobre la ciudad, mientras tomábamos un té.
El último barrio que visitamos fué Eyüp, zona muy tradicional, desde la que se disfruta de unas bonitas vistas.
Otro de los días le dedicamos a recorrer en barco el
Estrecho del Bósforo, en donde aprecias la inmensidad de esta ciudad, llegando hasta Anadolu Kavagi, pueblecito de pescadores desde el que se divisa la desembocadura del Bósforo en el Mar Negro.
Para tomarnos un descanso, decidimos pasar un día en Heybeliada, una de las nueve Islas de los Príncipes. Alquilamos una bici para recorrerla y terminamos bañándonos en el mar de Mármara.
Hasta aquí nuestra primera parte del viaje, cambio de aires con un vuelo que nos llevó hasta Izmir, para desde aquí acercarnos en tren hasta
Selçuk. Se trata de un pueblo en el que el tiempo parece haber retrocedido 20 o 30 años. Sus habitantes se mueven en viejas bicis de mercancía, motos con alforjas, los hombres se reúnen para ver la televisión en los bares, las familias salen a las puertas de sus casas por las noches para evitar el calor, el transporte lo haces en camionetas... Por todo ésto y por su gran cocina, fue un lugar en el que disfrutamos mucho. Aquí pudimos contemplar lo poco que queda del Templo de Artemisa, una de las siete maravillas del mundo antiguo y las ruinas de la basílica construida sobre la tumba de San Juan Evangelista. Pero la principal atracción de esta ciudad es que se encuentra a tan sólo 3 km de
Éfeso, una de las ciudades en ruinas más importantes del mundo y mejor conservadas. Increíble recorrerla e imaginarse la vida en ella desde el año 1000 a.C.
De esta zona, lo más complicado resultó el calor, llegando a 45 ºC. Había que convartirlo, así que aprovechamos la tarde para acercarnos hasta la playa de Tusan y allí bañarnos en el Mar Egeo.
Un viaje que realmente nos ha encantado.
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Mezquita Azul |
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Cisternas de Yerebatan |
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Mezquita Nueva |
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Té de manzana |
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Puente de Gálata desde Karaköy |
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Atardecer desde Üsküdar |
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Final del Bósforo en el Mar Negro |
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Éfeso |